La Historia de
la pesca es la historia de una larga y apasionante aventura en continua
“evolución” para poder extraer del mar sus riquezas.
La playa es, sin
duda el punto de encuentro más accesible entre la tierra y el océano, por eso
fue el espacio intermareal, el lugar donde el hombre empezó su historia con el
mar.
Quizás en el
momento que el hombre primitivo, el famoso nómada cazador recolector,
descalzo, metiendo los pies en la arena húmeda, alcanzó el límite de
la costa y observó el monótono romper de las olas mientras, mientras se
alimentaba del marisco que el espacio intermareal le ofrecía en la bajamar,
rememoró un recuerdo ancestral que le decía a nuestro nuevo hombre primitivo pescador
recolector que allí, más a dentro, había vida y podía aprovecharse de
ella, ¿pero como hacerlo?
La respuesta a ésta pregunta es la Historia de la Pesca.
La idea básica, de la pesca primitiva, se fundamentaba en “un mar lleno de ilimitadas riquezas siempre renovadas” pero no es así.
La respuesta a ésta pregunta es la Historia de la Pesca.
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CAYUCO MAURITANO |
La idea básica, de la pesca primitiva, se fundamentaba en “un mar lleno de ilimitadas riquezas siempre renovadas” pero no es así.
El mar solo es fértil en pocos y escogidos lugares. Las riquezas de los océanos son limitadas y se ha hecho imprescindible gestionar con prudencia unos recursos naturales frágiles y escasos frente a la demanda de un mundo cada vez más poblado y hambriento.
Si queremos
comprender el intrincado universo pesquero debemos ver al pescador como lo que
realmente es “un cazador de animales en libertad.” El último gran cazador que
sobrevive en nuestro mundo tecnificado.
En el Neolítico
se produjo la transición de una sociedad nómada a una sociedad
cazadora-recolectora. Surge la la agricultura y la ganadería. Pero algunas
tribus optaron por continuar con el nomadismo y así han llegado a la
actualidad.
En el mundo de
la pesca también sucedió algo parecido, aunque la mayoría de los pescadores y
sus familias acabaron asentándose alrededor de los caladeros, creando
poblaciones pesqueras, creando desde entonces y hasta la actualidad, autenticas
“etnias marineras”.
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PESCADOR WÓLOF |
Actualmente existen
colectivos de “pescadores- cazadores” que van tras la pesca, como los Wólof
“pescadores-cazadores” habitantes de Senegal, Mauritania y Gambia o como los
Inuit, de Groenlandia.
En Estados
Unidos y Canadá la existencia de los últimos “pescadores-recolectores” también
existieron y continuaron hasta mediados del siglo XIX. Sus vivencias quedaron
descritas en novelas como “Moby Dick” del escritor estadounidense Herman
Melville.
En nuestro país
lo más parecido a la pesca de cazadores recolectores, la realizaron los barcos
de vela vascos y gallegos en el siglo XVII mediante la captura del bacalao en
las aguas de Terranova o Groenlandia.
Éstos viejos
veleros, partiendo desde nuestro país, iban y volvían a su puerto de salida
(viaje redondo) sin tomar tierra durante meses, hasta cuando el barco llenaba
sus bodegas de bacalao.
El fin de los
últimos cazadores pescadores de nuestro país los encontramos en los sistemas de
pesca de altura (pescadilla, el fletan) o del marisqueo industrial (
langostinos y gambas) con los barcos tangoneros que pescan en lejanos
caladeros.
Las penalidades
de éstos pescadores están recogidas por el escritor español Ignacio Aldecoa en
su novela titulada “Gran Sol”
Cuando un
pescador encontraba un caladero donde la pesca era buena y continua, tomaba
marcaciones mirando la costa, alineando un cerro con un bosque o una ermita con
un árbol, para regresar al otro día al mismo lugar, guardando el
secreto del lugar del cantil.
Las buenas
pescas reiteradas llamaban la atención de los demás pescadores que acababan
descubriendo el lugar. Si el caladero descubierto era de grandes dimensiones,
cientos de pescadores acudían a él para explotarlo y acababan asentándose
alrededor de él con sus familias, creando auténticos pueblos de pescadores.
Un claro ejemplo
de cómo el pescador cazador deja el nomadismo para crear un tejido social
sedentario alrededor de los lugares donde abundaba un determinado tipo de
pesca, es la pesca con la almadraba.
ALMADRABA DE BARBATE |
Este arte de pesca tradicional y artesanal, quizás uno de los últimos artes de pesca ecológicos. Es empleado en todo el Mediterráneo y parte del Atlántico, para la captura del atún.
En ella se resume la sabiduría de casi tres milenios, de
observación del llamado “pez emigrante”.
Yacimientos
arqueológicos como los de Baelo Claudia en la Playa de Bolonia de Algeciras
(Cádiz) muestran la “industria” surgida de la almadraba.
Aunque corresponde a los árabes su invención, son los romanos los que la sofistican y crean toda una industria dedicada al aprovechamiento del atún.
Las factorías romanas dedicadas a la transformación del atún y de sus derivados como la “mojama” o el “garum” son pruebas de la importancia y del valor de la pesca desde tiempos antiguos.
Aunque corresponde a los árabes su invención, son los romanos los que la sofistican y crean toda una industria dedicada al aprovechamiento del atún.
Las factorías romanas dedicadas a la transformación del atún y de sus derivados como la “mojama” o el “garum” son pruebas de la importancia y del valor de la pesca desde tiempos antiguos.
Actualmente, gracias a la Arqueometria (rama de la Arqueología) conocemos los ingredientes que componían el “garum”
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